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Hay personas que son realmente expertas en encontrar cosas por el mundo cuando las buscan. Esas mismas personas tienen la capacidad de hacer búsquedas muy rápidas en la red y encuentran en segundos lo que otros encontramos, en el mejor de los casos, en muchos minutos. Tengo la suerte de que una de esas personas me encontró entre máscaras, ruido y humo. He aprendido (me han enseñado) a buscar y no hay secreto: es tan sencillo como saber lo que se busca.
La información fluye tan rápida como lo deciden quienes la generan, pero no todo lo que ha sido, es, acontece, se gesta… tiene una correspondencia informativa, documental, escrita, sonora o visual. Existe el mundo mostrado hasta la obscenidad, éste en el que escribimos, nos carteamos y fotografiamos públicamente, este artificioso mundo que se agota, y cuanto más cercano sentimos el final más obsceno se nos muestra, lo mostramos, nos muestra…
Este mundo tiene caras ocultadas, guardadas, escondidas, preservadas… que lo hacen múltiple e invisible para los que no lo quieren ver, para los que no lo saben ver…
Han empezado a interesarnos otras cosas, otra vida, otro mundo. No, google no puede encontrar lo que no está en el mundo de google. No están en la red las cosas que ahora son realmente importantes. Hay que salir a buscar el mundo «natural» y, de forma casi mágica, aparecerá ante nuestros ojos y descubriremos, una vez más, que siempre estuvo ahí, que dejamos de verlo: la gran tragedia de la humanidad es el olvido. Cuando olvidamos perecemos.
Los estereotipos, los convencionalismos, las tradiciones, las supersticiones, los miedos, las fobias, la ignorancia, la mezquindad, no son agentes transmisores de la luz al cerebro y, desde él, al interior de nuestro cuerpo para darle luz , para evitar el tropezón exterior.
No he contestado ese mail, no hice esa llamada, no respondí tu mensaje, no inventé la ingeniosa greguería que esperaban… no se hizo la búsqueda correcta. Se buscaban otros yo, pero no a mi. Ya, ya me encontrarás, yo lo hice: aquí estoy en mi mundo y es nuevo el jodio viejo.