Enroña es un edificio situado en el extremo sur de la Avda. Europa s/n. Tiene dos entradas: una delantera por la avenida, siempre luminosa por su orientación, en la que permanentemente están descargando mercancías desde camiones rotulados con los logos de los principales centros comerciales del país, atendida por un portero que recibe sonriente a través de una pantalla de plasma (no siempre: dicen que bajo algunas condiciones sale de la portería y extiende la roja alfombra bajo los pies de algún vecino o visitante), y otra, donde se acumulan contenedores de basura y la luz del sol nunca llega, a la que se accede por un callejón trasero.
No hay conexión interior entre unos y otros vecinos: un grueso muro separa las viviendas que corresponden a una entrada y otra. En el lujoso ático vive una familia que heredó el edificio y a la que nadie vio nunca trabajar, solo ir de tiendas, restaurantes o violar mujeres en la oscuridad del callejón.
De un tiempo a esta parte se escuchan golpes. Provienen del interior del edificio. Algunos dicen que vecinos radicales están intentando abrir un hueco en el divisor muro. No sé, no sé: es todo tan raro en Enroña…