Ante ciertos hechos nos vaciamos con la misma violencia que las botellas vacías que atestan el verde contenedor de vidrio en suspensión sobre el camión de recogida, para recomponernos después poco a poco, como cristales hechos añicos en el estruendoso segundo, que necesitan encontrar los mil pedazos que encajar en su perímetro cortante. Este Régimen debe ser fundido con las más altas temperaturas y que no quede el menor resquicio de impurezas. No valen moldes: a pulmón. Seamos artesanos de una nueva vida.